Pero sí es un adiós.
No volveré a quererte.
Pero nunca dejaré de hacerlo.
Espero y deseo que entiendas
que mi cama ya no tiene espacio para ti.
Que en mi vida ya no tienes hueco
y que mi corazón no bombea sangre para enrojecerme al verte pasar.
No espero sin embargo, que me comprendas.
Pues, sin ánimo de ofender, nunca pusiste demasiado interés en ponerte en mi postura mas cuando estábamos en la cama.
No es reproche.
Cuidado.
Es sólo aclaración.
No comprenderás el hecho absurdo de haberte llorado noches sin vela. Ni barco. Ni timón.
Este barco ya ha sido asaltado, mi capitán. La bandera que ahora ondea, a toda asta, no es otra que la del adiós. Ojalá tu pirata calavera hubiera sido capaz de dirigir contra viento y marea esta naos que es mi vida. Pero ya no vivo de ojalás.
Si el mundo hoy se acaba y caemos por su fin, tranquilo comandante le seguiría eligiendo a él. Pero querido, la Tierra es redonda y yo más lista que el hambre que pasé en la posguerra de ti.
No beberé en aguas saladas de las lágrimas derramadas las mil y una noches que esperé a que volvieras con la frase perfecta para abrir esta coraza. "Abra cadabra" dijiste a quien sólo necesitaba oír un te quiero. "Requiero de tu presencia para vivir." Hubiera sido otra frase digna de romper los muros de cualquier ciudad-palacio en la que está damisela no estaba en apuros pero de la que no quería salir. Hubiera tomado por válido ese inequívoco error ortográfico que te llevase a decir lo mismo pero distinto.
La Rapunzel de este cuento se cortó el pelo para no tener que lanzarlo cuando llegaras. Hubiera sido demasiado follón mantenerlo y tener que explicar el por qué de no lanzarlo. Por eso cortó, por lo sano. Con todo. Incluido tú.
Se te ha dejado en un laberinto para que encuentres la salida o la entrada, según se mire. Lo que no sabes es que no la hay. Y nunca la habrá.
Bienvenido al País de las Maravillas. El cuento no ha hecho más que empezar. Tomen sus asientos. Van a disfrutar de la mayor función de todos los tiempos. El mayor espectáculo de ilusionismo y engaño jamás visto por estos ojos.
El tuyo.
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